Impedidos de concurrir al Minella, miles de hinchas de Alvarado se congregaron en la Villa Deportiva cercana a la Ruta 88. Fiesta, colorido y pasión para una jornada esperada durante años.
La tarde más esperada durante años por Alvarado fue una fiesta de pasión, color, pertenencia y familia, en una convocatoria que reunió a cerca de 10 mil enfervorizados hinchas en el predio del barrio Parque Palermo.
Desde horas tempranas la Ruta 88, por la cual se llega a la Villa Deportiva, se vio coloreada por el blanco y azul de las banderas en los autos y en las camisetas de los que optaron por caminar. “Tengo 34 años y no recuerdo nada de aquellos clásicos. Así que para los dos es algo nuevo”, dijo Marcelo a LA CAPITAL mientras abrazaba a su hijo Benicio, de 10 años, a metros del acceso principal. Como ellos, miles de hinchas, llegaban en medio de cánticos, con la ilusión de vivir una jornada inolvidable. El 0 a 0 final, ese resultado tantas veces decepcionante, no fue en la tarde del sábado un obstáculo para celebrar lo que tanto tiempo se estuvo aguardando: tener enfrente a Aldosivi.
No había llegado el mediodía y todo el predio parecía decorado para una gran fiesta, con las banderas colgadas en los alambres de las canchas auxiliares y el paredón perimetral del predio. Las frases estampadas en esos “trapos” y la firma de su procedencia permitió consolidar aquella aseveración de sus hinchas que dicen que “Alvarado es el equipo de la ciudad”. Barrio Juramento, Fortunato de la Plaza, Las Heras, Las Avenidas, Las Dalias, Camet, La Herradura, Las Torres, Batán o Acantilados remarcaron la propagación del sentimiento por casi todo el mapa del partido de General Pueyrredon.
En el pequeño escenario, mientras se intentaba por todos los medios obetener la señal televisaba que transmitiría el partido por la pantalla gigante, hubo un breve acto de reivindicación de la “República de Matadero”, con recuerdos sobre gestas deportivas sin olvidar la única final jugada contra Aldosivi y ganada por penales. También tuvo su momento de reconocimiento el expresidente Wenceslao Méndez, con quien Alvarado logró el ascenso a la Primera B Nacional.
“Los Pibes Cumbias” se encargaron de aminorar la ansiedad con un recital que terminó siendo una excusa para cantar los grandes éxitos del cancionero de la tribuna.
Al estilo del Mundial de Fútbol, de aquel inolvidable diciembre de 2022 en Varese, Alvarado tuvo su propio Fan Fest, con la mascota Torino arengando a la miltitud ante del inicio del partido. Las bengalas de humo acompañaron el ingreso de La Brava, la barra central de hinchas del clun de Jara y Peña.
El partido se vivió con tensión, con madres sosteniendo a sus hijos y gente grande apoyada en los de al lado para soportar el tiempo de pie. Con jóvenes que ni siquiera habían nacido cuando el Clásico se había jugado por última vez. O se había intentado jugar. Con años y años de un antagonismo nutrido por la cultura barrial más que por cuestiones futbolísticas.
El penal no cobrado al final del primer tiempo arrancó los peores insultos de la tarde, mientras que algunas jugadas de riesgo de Aldosivi provocaron los pocos momentos de silencio.
Alentar al equipo desde adentro de un campo de fútbol, insultar a una pantalla, no tener un paravalanchas del cual agarrarse, tal vez haya sido una de las experiencias más extrañas por las que atravesó el pueblo de Alvarado. Y sin dudas hubo un elemento inédito, inusual: fue la primera vez en toda la historia que los hinchas no pudieron alentar al equipo contra Aldosivi en la misma chancha.
Una victoria hubiera desatado una alegría indescripitble, pero al final el empate, con un estadio en contra y un juego disputado, no terminó siendo un desencanto. Mucho menos pensando en que en unos meses, habrá revancha. Y con la pasión llenando en la cancha.